FODMAP, ¿un protocolo general o específico?
Comer es un acto y un bien esencial para la vida. Todos necesitamos comer, pero sobre todo nutrirnos adecuadamente. Esta adecuación puede ser influida por el entorno en el que vivimos, ya sea por razones socioeconómicas, familiares, ambientales e individuales (genética y patologías).
En este contexto, suelen utilizarse algunos protocolos para mejorar y reducir los síntomas en determinadas patologías, pero no necesariamente en todos los individuos. En este caso, el Nutricionista tiene un importante papel que desempeñar para desmitificar y ayudar a las personas a ajustar correctamente sus hábitos alimentarios diarios.
Uno de los protocolos que ha surgido es la dieta restringida en FODMAP. Por este motivo, es importante entender en qué consiste y en qué situaciones puede tener sentido su aplicabilidad.
FODMAP, ¿qué son?
Los FODMAP son un grupo de carbohidratos de cadena corta con una absorción especialmente lenta o nula en el intestino, siendo fermentados por las bacterias intestinales y provocando, en consecuencia, la producción y acumulación de gases. Es el acrónimo de «oligo-, di-, emonosacáridos y polioles fermentables».
Una absorción incorrecta de los FODMAP puede tener diferentes etiologías, como la saturación, la inhibición y los defectos de los transportadores por el epitelio, los déficits enzimáticos o las moléculas grandes incapaces de ser absorbidas por simple difusión. Estos diferentes mecanismos provocan un desplazamiento de agua hacia el colon y, tras la fermentación y la producción de gas, puede observarse distensión abdominal, así como sensibilidad visceral y aumento de la inflamación de la pared intestinal. Las personas que no presentan ninguna alteración intestinal tienen una percepción leve de estos síntomas, pero si existe algún problema médico asociado, como el síndrome del intestino irritable, todos estos signos provocan mayores molestias, incluido el dolor abdominal.
Implementación del protocolo
Cuando se observa la situación individual, con todos los síntomas descritos, diagnóstico o exclusión de enfermedades o alteraciones gastrointestinales y análisis de los hábitos alimentarios diarios, si la persona tiene los criterios justificativos, se puede avanzar en la implementación del protocolo de restricción de los FODMAP.
Este protocolo debe ser seguido y supervisado por un nutricionista, ya que implica cambios severos en la estructura alimentaria, así como el conocimiento de los componentes de cada alimento o grupo de alimentos y, en consecuencia, evaluar el estado nutricional de la persona que necesita hacer esta restricción. Por esta razón, es importante evitar la auto-aplicación de este protocolo restrictivo.
La implementación se lleva a cabo en 3 fases distintas:
Fase 1: Restricción en un periodo de cuatro a seis semanas (evitando un periodo más largo que este) de alimentos con un alto contenido en FODMAP y su sustitución por alimentos con un bajo contenido. Con esta sustitución se mantiene la ingesta nutricional y calórica adecuada y se garantiza el estado nutricional del individuo.
Fase 2: Reintroducción controlada y gradual de los grupos de alimentos que antes estaban restringidos (FODMAP). En esta fase es importante evaluar y controlar los síntomas asociados a la introducción de cada alimento, ya que dependiendo del alimento, este puede o no tener síntomas asociados. También es importante analizar las cantidades y los correspondientes niveles de tolerancia de cada alimento y seguir un ritmo de introducción lento, para percibir correctamente los signos.
Fase 3: Mantenimiento de la dieta con la inclusión de los grupos tolerados en los hábitos alimentarios diarios, esperándose una mejoría sintomática a largo plazo, permitiendo una adecuación dietética al estado nutricional y calidad de vida a largo plazo.
Todo el proceso de implementación de una dieta restringida en FODMAP es complejo y, como tal, el individuo debe adherirse completamente a lo que se ha acordado en consulta con el nutricionista. Solo así es posible garantizar un análisis correcto de los síntomas y las tolerancias individuales, y realizar las sustituciones alimentarias adecuadas para que la persona pueda llevar a cabo su rutina diaria con los nutrientes apropiados. De lo contrario, la respuesta al proceso final puede ser negativa y todo el esfuerzo puede haber sido en vano, con el retorno de los síntomas intestinales que se produjeron inicialmente.
Nutricionista, Jacinta Mendes
3341
¡Acabe con el papel en su Gimnasio!
¡Innove su modo de Reservas!
¡Optimice la productividad de su Equipo!
¡Simplifique el Acompañamiento Nutricional!
¡Aumente la Tasa de Retención!
¡Acabe con el papel en su Gimnasio!
¡Innove su modo de Reservas!
¡Optimice la productividad de su Equipo!
¡Simplifique el Acompañamiento Nutricional!
¡Aumente la Tasa de Retención!
¡Acabe con el papel en su Gimnasio!
¡Innove su modo de Reservas!
¡Optimice la productividad de su Equipo!
¡Simplifique el Acompañamiento Nutricional!
¡Aumente la Tasa de Retención!